2 días
Moderado
8 Personas
2340 msnm
Pasar la noche en Aguas Calientes fue clave. Viajamos en tren, que estuvo súper cómodo, y al llegar tuvimos tiempo para descansar y cenar tranqui. Al día siguiente, bien temprano, subimos a Machu Picchu. Ver todo eso al amanecer fue algo que no se olvida fácil. Estar ahí, caminando entre las ruinas con ese paisaje de fondo… te deja sin palabras. Fue uno de esos momentos en los que realmente sentís que estás viviendo algo especial.
¿Listo para embarcarte en esta increíble aventura?
Lo mejor de esta experiencia:
La idea de este tour es simple: hacerlo tranquilo, sin correr. El primer día salimos desde Cusco en la mañana, vamos hasta Ollantaytambo en auto, y de ahí tomamos el tren a Aguas Calientes. El viaje es lindo, ves montañas, el río, todo eso.
Al llegar, te instalás en el hotel, tenés la tarde libre. Podés caminar por el pueblo, ir a las termas o simplemente descansar. No hay nada más programado ese día.
Al día siguiente subimos temprano a Machu Picchu. Te toca el recorrido con guía, ves los puntos importantes, y después tenés tiempo libre para recorrer por tu cuenta o sacar fotos.
Bajamos de nuevo al pueblo, y más tarde tomás el tren de regreso. En la estación te espera el transporte para volver a Cusco.
No tiene vueltas. Es para hacerlo con calma, dormir bien y no andar corriendo.
Salimos temprano desde Cusco. En el camino hacemos una parada en Checacupe, donde se pueden ver tres puentes históricos: uno inca, uno colonial y uno republicano. Después seguimos en carro hasta Quesiuno, donde empieza la caminata.
Desde el inicio el paisaje es impresionante. Empezamos a subir hacia el Paso Puka (4,326 m), que ofrece una vista abierta de los valles y montañas de colores. Luego descendemos hacia Anantapata, donde paramos a almorzar rodeados de naturaleza.
Por la tarde continuamos con la subida al Paso Warmisaya, otro punto alto con una vista increíble al Ausangate y, si el clima ayuda, también a la Montaña Arcoíris desde lejos.
Cerramos el día bajando a la laguna Surinecocha, donde armamos el campamento. La zona es tranquila, ideal para descansar. Cena caliente y, si el cielo está despejado, noche de estrellas.
Desayunamos temprano en el campamento y arrancamos el ascenso hacia la Montaña Arcoíris. La subida es corta pero se siente por la altitud, así que se hace a paso tranquilo. Al llegar al mirador, se abre una vista panorámica con los colores naturales que hacen famosa a esta montaña.
Hay tiempo para tomar fotos, recorrer un poco y disfrutar el lugar sin apuros.
Luego comenzamos el descenso hacia Llacto, que toma entre 1.5 a 2 horas. Al llegar, nos espera el transporte para volver a Cusco. El viaje dura aproximadamente 3 horas. Llegamos a la ciudad a media tarde.
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